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Nos acercamos al fin de esta serie relativa a los grandes errores de Apple a la hora de lanzar productos. Durante estas semanas hemos repasado desde el Macintosh TV hasta el Newton, pasando por otros productos como el Apple Lisa de la semana pasada.

Esta semana le toca el turno a un ratón que pocos de los recientes switchers habremos usado, pero que no está exento de una pequeña gran historia de cosas mal hechas desde el mismo principio de su nacimiento: el ratón USB.

Breve repaso histórico

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Con el retorno de Jobs a la empresa en 1996 se produjeron enormes y profundos cambios en la gama de los Macintosh al lanzarse al mercado un nuevo sobremesa, el iMac G3, el primer iMac, con una estética arrolladora y enamoradiza, con su plástico azul semitransparente que luego fue copiado en multitud de productos.

Para hacer el sistema aún más rompedor se dotó al ordenador de un ratón realmente original, el USB Mouse que lo acompañó por los dos años siguientes, hasta que fue jubilado por la propia marca.

Qué lo hizo especial

Su diseño fue lo que lo hizo especial, sólo eso. Como podéis ver en la imagen superior era un ratón que, para los aburridos ordenadores y accesorios informáticos de la época tenía mucho que decir: azul traslúcido, diseño completamente redondo... ¿Quién podía decir que no a algo así?

Como curiosidad, comentar que su nombre hace referencia al primer ratón comercializado por Apple que venía con cable USB pues antes de esto el estándar ADB (creado por la misma Apple) era el adoptado en los dispositivos periféricos.

Por qué fracasó

Sólo hubo que empezar a probarlo un poco para comprobar lo torpe que había sido esta elección por parte de los de Cupertino. Quizás en aquel tiempo no tenían a nadie dedicado a la ergonomía, no lo sé, pero los que lo probaron (no soy afortunado en haberlo hecho) comentan que era un engorro manejarlo.

Su forma completamente redonda, como un disco de hockey, hacía que se perdiera de vista su posición real para un uso correcto, pues acababa girando fácilmente en la mano. Si queréis saber de qué os hablamos, haced por favor una prueba, colocad vuestro ratón perpendicular a su posición habitual, y ahora moved el cursor en la pantalla, ¿véis lo que sucede?

Pero nosotros sí sabemos que estamos agarrando mal nuestro ratón (por la parte ancha) pero, ¿qué pasa cuando no sabes cuál es la parte ancha? La única referencia que te queda es el cable USB, el cual no puedes estar mirando cada dos por tres.

Esto, unido a su pequeño tamaño y un cable demasiado corto, hizo que muchos se decidieran por ratones de terceros al adquirir sus iMacs. Y aunque Apple quiso arreglar el desaguisado con una hendidura marcada en la parte frontal para tener una referencia más, el daño ya estaba hecho y su fama estaba ganada.

Conclusiones finales

Creo que Apple después de esto aprendió la lección, tuvo que retirar el ratón del mercado a los pocos años y sustituirlo por otros más ergonómicos. La moraleja de la historia de hoy es: "No todo lo que gusta es práctico".

Es más, desde entonces, los errores de Apple nunca se han vuelto a producir en esa dirección, de algo que es bonito pero a la vez imposible de manejar. ¿Vosotros qué pensáis? ¿Calificaríais algún otro producto de Apple como "pésimamente diseñado"?

Vía: Wikipedia

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